viernes, 28 de septiembre de 2012

Estreno


Escrito con Sangre

Un crimen atroz, 38 testigos, ninguna ayuda

 

 

por Giancarla de Quiroga


Escrito con sangre, (2011) película inspirada en un hecho real con guión de Carlos Manuel Cruz Meza, dirigida por Fabrizio Prada, ganó el Primer Premio en el Yellow Fever Independent Film Festival de Belfast (Irlanda del Norte) en septiembre de 2011.

La película presenta a Gabriel (Carlos Ortega), un periodista maduro, que con la colaboración de Nina (Mariana Peñalva), su ex amiga sentimental, fotógrafa periodística, intenta reconstruir el asesinato de una joven que fue apuñalada y violada, presumiblemente por un parroquiano del bar donde ella trabajaba.

Kitty (Cecilia Cósero), la víctima, una mujer triste y solitaria, acababa de terminar la relación con su novia, circunstancia que otorga al crimen y a las reacciones de varias personas -38 para ser precisos- una dimensión especial.

En la tarea de reconstrucción, Gabriel realiza una serie de entrevistas a estos testigos no necesariamente presenciales, -algunos podrían ser definidos de auditivos- que en mayor o menor medida se enteran del hecho criminal mientras estaba en proceso; unos escuchan los gritos aterradores de la víctima, otros vislumbran por la ventana el cuerpo de la mujer vejada, en tanto algunos lo ven de cerca y pasan de largo. La reacción criminal involucra a todos los testigos.

Entre los vecinos que oyeron gritar a la mujer y pedir auxilio, uno declara que no llamó a la policía porque no quería involucrarse en cosas que no le importaban. En cambio, otro llamó a la policía, pero aumentó el volumen de la música que estaba escuchando para que sofocara los gritos de la víctima. Otro vecino que estaba paseando a su perro, se preocupó más del perro que de la mujer y dejó que éste lamiera la sangre de la víctima. Una joven que estaba en el motel con su amigo –indeseable por cierto- disculpa la omisión diciendo que si hubiese denunciado el crimen, su madre se hubiese enterado de dónde y con quién se encontraba. Un loco se atribuye el crimen, pero evidentemente, no es el autor. Un entrevistado sostiene: “Todos somos monstruos” Finalmente, cuando Gabriel se entrevista con un sacerdote, éste declara : “los misterios del mal son insondables”.

 
La película, magistralmente dirigida por Fabrizio Prada, toca un conflicto ético: la omisión. Pero cabe la pregunta: ¿cuáles son los móviles de la omisión? Apatía, indiferencia, cobardía, falta de solidaridad humana, incapacidad de identificarse con el otro, en suma, falta de compasión, -en sentido etimológico: sufrir con -sentir lo que experimenta el otro, ponerse en su lugar.

Patricia, feminista amiga de Gabriel, afirma que “todos tienen algo oscuro” y aventura la hipótesis de que se trata de un “crimen de odio” y la reacción generalizada se debe a que Kity es mujer y es lesbiana.

¿Por qué nadie acudió en su ayuda? En la película se menciona que en Psicología esa apatía, esa indiferencia y falta de solidaridad se denomina “síndrome del espectador”, nadie reacciona porque en el fondo todos piensan que la víctima se lo merecía. Existe una negación del afecto y la incapacidad de identificarse con la víctima.

El mismo periodista, cuando da un paseo con su hija, se enfrenta con sus recuerdos, se trata de una alusión, pero el espectador atento puede captar el mensaje: tal vez Gabriel se pregunta si hubiese podido evitar el suicidio de su esposa. Quizá él también incurrió en una omisión que desencadenó el desenlace fatal. Ese episodio, apenas esbozado, simbólicamente nos haría concluir que todos, en alguna ocasión, no medimos las consecuencias que puede tener una omisión y esta podría ser la moraleja de la película.

Finalmente, se captura al asesino de Kity (Al Castillo), esposo intachable y padre ejemplar, y cuando se le pregunta por qué cometió el crimen, responde: “Sólo fue el deseo de matar a una mujer”. El hecho de que el informe declare que estaba mentalmente sano, suena poco convincente, sin embargo, es otra aberración, esta vez de la justicia. Nadie se libra, el sistema judicial también es monstruoso.

Escrito con sangre me recordó un cuento –cuyo autor no recuerdo- titulado El capanga. Describe la trágica travesía nocturna de un hombre amarrado a un tronco, lanzado a la deriva a un río caudaloso -¿justicia comunitaria tal vez?- que al aproximarse a un poblado espera con desesperación que alguien lo vea y lo socorra. Efectivamente, al amanecer dos hombres lo vislumbran, uno se compadece de él y se apresta a conducirlo a la orilla para auxiliarlo, pero el otro lo detiene diciendo; “Si está así, por algo será”.
Hobbes sostenía que el hombre es un ser movido por el deseo y por el temor, “el hombre es lobo para el hombre” y esta película muestra cuán acertado estaba. Todos están perneados de la “mala fe” sartreana. Pudieron elegir entre la denuncia y la ayuda solidaria, pero al no elegir -la omisión- ya estaban eligiendo el destino trágico de Kitty.


martes, 11 de septiembre de 2012

Churros y Chocolate

Colosio El Asesinato

 

Valiente y convincente aunque la fórmula Oliver-Stoniana no cuadró.

 

Por Remus LePerito


Por fin miramos la película de Colosio: El Asesinato ante varios intentos entre el cine y la piratería, dado el boicot del que fue sujeta esta cinta: en cines duró bien poquito, cuando tuvimos tiempo de ir ya la habían quitado, por lo que en cada viaje, en cada ciudad, recorrí varios puestos piratas. Un marchante, muy honesto, me dijo que no iba a salir sino hasta después de las elecciones, que los tenían (a los piratas) amenazados. Otro, menos leal, trató de enjaretarme una versión chafilla de antaño con la portada de la actual, donde al inicio salía un Salinas obviamente pelón en una llamada telefónica muy ingenua para ser el diablo que es... ni la vi completa.
 
Hace una semana volví con el pirata honesto y muy alegre me entregó la película que tanto había buscado, ni quiso cobrármela, imagino que sabe que el pilar de su empresa está en tratar bien a la crítica por muy crítica que esta sea.

 Me impactó mucho verla. Descubrir junto a los personajes la sangre fría de los perpetradores del crimen político y la manera cruel en que fueron “borrando sus huellas” acabando con cada uno de los involucrados. La mayor parte de los mexicanos tenemos una idea en común de lo que pasó, de quién fue el autor intelectual del crimen, es raro el que ofrece una posibilidad o tesis diferente. Así que vemos la película de Carlos Bolado queriendo sostener nuestras sospechas. El guión, muy bien escrito por Hugo Rodríguez y el mismo director, logran evidenciar lo que siempre creímos. No resulta inverosímil ser testigos del crimen que impactó y cambió la historia de México o, mejor dicho, que no permitió cambiarla. Y nos damos cuenta de que la bala que disparó contra sí mismo Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI a la presidencia de México, y por ende, en ese entonces, futuro presidente, fue la imprudencia de enfrentar y declarar con valentía a los grupos que tienen jodido a nuestro país desde ese momento, desde antes y aún hoy. Su imprudencia de asegurar un cambio lo enterró, le despojó de su candidatura a la mala. Fue su suicidio: aquella comida que tiene con los grupos del poder en la que se enfrenta al hermano del presidente, del mismo apellido que el innombrable.
 
 Lo mejor logrado de la película es, sin lugar a dudas, la reconstrucción del crimen en Lomas Taurinas. Carlos Bolado recrea en escena de manera muy convincente la manera en que Luis Donaldo Colosio fue ultimado. Demuestra que un solo disparador no sólo era insuficiente, sino imposible. Nos hace sentir estar presentes en el momento del disparo, entre la multitud caótica.

Fue mi mamá quien se dio cuenta del fallo de la trama: el asesino ordena crear un equipo secreto de investigación que tendrá más acceso que el oficial para descubrir lo que él mismo hizo. Cuando este equipo encuentra la verdad, es ultimado. Fue el afán de hacer la película al estilo de Oliver Stone la debilidad en que cayeron los realizadores, al querer llevarlo como un thriller hollywoodense de investigación con personajes ficticios, cuando podría ser mucho más fuerte siguiendo los hechos y la frialdad de los personajes históricos. Si el encanto de seguir la misma estructura de JFK les motivaba tanto, tendrían que haber sustentado de otra manera a sus personajes. El Estado Asesino no requería investigar la verdad que conocía y de la que era autor. Podrían haber creado, quizás, a algún periodista u otro tipo de figura que investigara por alguna convicción o compromiso distinto. Otro débil y desgastado detalle de fórmula sentimental: Verónica (Kate del Castillo), la mujer de Andrés (José María Yázpik), el investigador principal, resulta estar embarazada y lo descubre unos minutos antes de ser asesinada, elemento utilizado en varios thrillers gringos, onda Se7en. Cuando una verdadera historia es tan fuerte como la que se está contando, las sub-tramitas encajadas a los personajes ficticios salen sobrando.

 

La médula de la historia, la postura de la película, se da con la participación de Fernando Gutiérrez Barrios, a quien denominan como Don Fernando (Emilio Echevarría). Sus declaraciones bastan para explicar lo que pasó con suma claridad, recordando que este hombre fue enterrado con un gran número de secretos de la vida política del país. Su palabra es la verdad e inculpa al entonces presidente de preciosa calva.


De gran nivel las actuaciones en la película, ninguna falla, pareciera ver a Luis Donaldo Colosio (Enoc Leaño) vivo y en persona. No es necesario destacar pues nadie opaca a nadie. La dirección puso a los actores en el nivel en que tenían que estar. Y detalle curioso y fuera de contexto: Odiseo Bichir se parece más a Fidel Castro que su hermano que lo interpretó en la películas del Ché.
Esa es mi opinión, pero "haiga sido como haiga sido", la película está muy chida, es bastante intensa y es un menester verla ya.