jueves, 6 de diciembre de 2007

Estrenando

La Isla de la Juventud
Documental de Ana Laura Calderón


La Isla de la Juventud es un viaje íntimo y
conmovedor, nos transporta a un enigmático lugar, promesa revolucionaria del paraíso terrenal. Mediante la memoria colectiva de sus viejitos, explora los sueños y derrotas de sus habitantes, constituyendo un homenaje a los comprometidos con la esperanza de un mejor futuro.

Cuba más que una Isla es un archipiélago. Éste constituido por la Isla grande, que es la que se conoce con su perfil de caimán al acecho sobre el mar; otra mucho más pequeña, llamada la Isla de la Juventud y centenares de cayos e islotes de singular belleza.

La Isla de la Juventud que tiene una superficie de 2397 km2, es lo más parecido al paraíso terrenal. Se encuentra a un centenar de kilómetros del surgidero de Batabanó, que es el puerto que la comunica por agua con el resto del país.

El esplendor natural de ésta Isla, y su ubicación estratégica, ha sido motivo de discordias internacionales, y alimentó la inspiración de historias de bandidos y piratas. Pese a la cercanía de la Isla de la Juventud con la isla madre, la construcción del Presidio Modelo a principios del siglo XX (1926), (concebido como un conjunto de fortalezas circulares) contribuyó a dotarla con un falso prestigio de terror y sufrimiento.

Sin embargo, tiempo después, la Revolución socialista quiso establecer ahí un emporio para la educación y formación de jóvenes del tercer mundo.

Los habitantes de la actual Isla de la Juventud, (antes conocida como Isla de las Cotorras o Isla de Pinos) conservan hoy en día muchas de sus características ancestrales y recibieron muestras del impulso transformador de la Revolución(1959).

Estos pobladores continúan siendo sencillos y afables. Se saben pertenecientes a un país mayor al que, sin embargo, sienten diferente. Cuando se pregunta por alguien que está ausente se nos responde “Se fue a Cuba”.

Se trata de un documental sobre La Isla de la Juventud, que es sede de las Fiestas Pineras: cúmulo de expresión juvenil y algarabía cubana. Estas fiestas son la celebración y el medio para que la expresión, desde un nivel cultural y social, tenga un canal donde posarse. Empero, como todo lo que empieza termina y después de cuatro o cinco días de desfogue y alegría, todo vuelve a la normalidad. Pero ¿Qué es la normalidad para ésta Isla? ¿Cuál es el quehacer y la preocupación cotidiana de su gente? ¿Acaso la monotonía y el sin sentido los rige como en diversos pueblos del mundo?... Estas fiestas serán la puerta que nos permita adentrarnos en un lugar que encierra simultáneamente, misterios luminosos y sueños truncados.

“La Isla de la Juventud” es un documento visual basado en el relato de los pobladores, de los viejos (los que se quedaron), de los que apoyaron la reforma educativa, de las construcciones y el paisaje (la isla); protagonistas todos de esa etapa de sueños y transición.

Una película que vaya más allá del recuento histórico o del documento didáctico. Una exploración por la memoria colectiva en torno a los sueños, las expectativas, las derrotas de cada personaje.

Intentar comprender una época pasada y el proceso histórico para poder leer mejor lo que ha traído, como consecuencia, en el presente. El rescate de la memoria de los ancianos como una manera de sanar las heridas y tomar conciencia al construir nuestro futuro.

¿Qué extraña razón provoca que en medio del paraíso, algunos isleños, sobre todo los más viejos, decidan acabar con sus vidas, convirtiendo las entrañas de éste en un dantesco círculo del infierno? Quizás el abandono, la decadencia o la apatía, producto de la falta del sentido de la vida, sean algunas de las respuestas que estén escondidas en este enigmático rincón del Caribe.

“Tal vez el ser humano llegue a considerar que la rutina es una prisión de la que solamente hay un escape: la fuga definitiva.”


La Isla de la Juventud, pese a ser lo más parecido a un paraíso, es una tierra olvidada para gran parte del mundo; pedazo de tierra y vida que clama por ser escuchado, luchar contra el olvido.

Esta isla en un principio representaba a sus habitantes el estímulo que una aspiración o un sueño necesita. No obstante, al paso del tiempo, el desequilibrio en la balanza (fracaso del proyecto social, entre otras cosas) hizo que estos seres poco a poco fueran dejando de lado sus ideales y por lo tanto, su esperanza.


Sus habitantes, al paso del tiempo van depositando sus ilusiones en un viaje a la Isla mayor (La Habana), que lleva a los jóvenes a abandonar a sus familias para poder ayudarlos a distancia. Muchos de ellos no regresan, tal vez porque prefieren no mirar aquella tierra que una vez prometió una mejor calidad de vida.

Aquí está la esencia de lo que actualmente un segmento de Cuba encierra.



“...quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte, en plena luz
en plena luz, en plena luz...”
Silvio Rodríguez

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