Churros y Chocolate
Revista singular de Cine.
sábado, 31 de agosto de 2013
Fuera de satán (Hors satan)/ Francia- 2011, de Bruno Dumont. En una
entrevista el director Bruno Dumont dijo que “hay una alternativa posible a la
religión”, y nada más justo para acotar su filme Fuera de satán donde el
tema al parecer más caro del autor de La vida de Jesús/ 1997 y Hadewijch/
2009, la espiritualidad sometida al vaivén de un realismo anti doctrinario,
adquiere tonalidades de épica subjetiva contemplativa.
miércoles, 21 de agosto de 2013
viernes, 28 de septiembre de 2012
Estreno
Escrito con Sangre
Un crimen atroz, 38 testigos, ninguna ayuda
por Giancarla de Quiroga
martes, 11 de septiembre de 2012
Churros y Chocolate
Valiente y convincente aunque la fórmula Oliver-Stoniana no cuadró.
Por Remus LePerito
Por fin miramos la película de Colosio: El Asesinato ante varios intentos entre el cine y la piratería, dado el boicot del que fue sujeta esta cinta: en cines duró bien poquito, cuando tuvimos tiempo de ir ya la habían quitado, por lo que en cada viaje, en cada ciudad, recorrí varios puestos piratas. Un marchante, muy honesto, me dijo que no iba a salir sino hasta después de las elecciones, que los tenían (a los piratas) amenazados. Otro, menos leal, trató de enjaretarme una versión chafilla de antaño con la portada de la actual, donde al inicio salía un Salinas obviamente pelón en una llamada telefónica muy ingenua para ser el diablo que es... ni la vi completa.
La médula de la historia, la postura de la película, se da con la participación de Fernando Gutiérrez Barrios, a quien denominan como Don Fernando (Emilio Echevarría). Sus declaraciones bastan para explicar lo que pasó con suma claridad, recordando que este hombre fue enterrado con un gran número de secretos de la vida política del país. Su palabra es la verdad e inculpa al entonces presidente de preciosa calva.
sábado, 28 de mayo de 2011
Churros y Chocolate
Por Remus LePerito
Muy pocas veces me he sentido tan hundido por haber pagado un boleto de cine al costo de lo que se cobra hoy: un lujo que hay que saber seleccionar. Pero ninguna vez ha sido tan vergonzosa como esta: Victorio, una película de Alex Noppel y Armando Croda (aunque en la campaña sólo se acredita al primero) escrita por Elizabeth Figueroa y producida por el muy mal afamado cubano Joel Núñez, quien muy probablemente sea el responsable de la tan baja calidad de la cinta, más que los directores mismos, dada la reconocida prepotencia con la que trata al personal con el que trabaja imponiendo siempre su carente criterio y que esta, aunque ses una opera prima, se trata una película de encargo y no una historia surgida por una necesidad narrativa y/o creativa del realizador.
El argumento es interesante y bien estructurado: una historia de amor en tiempos y lugares caóticos: una premisa tan buena como el guión de True Romance de Tarantino donde una pareja huye, en este caso, de la Mara o pandilla a la que pertenecía Victorio y que no lo deja ir. Victorio se ha enamorado de Gabriela, una prostituta portadora del virus del Sida que se ha embarazado. Mas el tratamiento que se le da lo llena de los más bajos clichés que ni siquiera se asemeja a un video-home, sino más bien a una acartonada e ingenua telenovela que quiere dar un bonito mensaje "a la de a huevo", pero sin la creatividad necesaria. Los temas que toca, en una película mejor lograda, serían de gran importancia para el cine mexicano: el narcotráfico, la corrupción, la prostitución infantil, la marginación, la discriminación, las maras y el Sida.
Aunque el reparto resulta atractivo, teniendo a Luis Fernando Peña, Irán Castillo, Roberto Sosa, Carmen Salinas y otros, todos, casi todos, sobre-actúan, exagerando sus expresiones sin llegar a ser una caricatura, tal vez ese sea el motivo por el cual en el tráiler no muestran un solo diálogo. Digo casi todos pues quien hace un papel muy medido y entrañable es Roberto Sosa, quien una vez más muestra ese gran talento que durante los instantes que llena la pantalla, salpica beneplácito al dar vida a Lulú, adorable travesti que profundamente le aporta el lado humano a la historia. Resulta increíble ver a Irán Castillo actuar tan mal, cuando en Chiles Jalapeños, otra película del mismo productor pero con un guión más inteligente, se muestra tan fresca, divertida y espontánea, ¿a qué se deberá? Una actriz de tal capacidad y dedicación debería contar con buenos asesores para no cometer de nuevo esta clase de errores y seguir construyendo su carrera de manera sólida seleccionando bien sus proyectos como lo hacía antes, pues para la misma casa productora hizo una cinta aún peor titulada Secuestro de la que no vale la pena gastar líneas. Vemos como Victorio al pobre Luis Fernando Peña repitiéndose en el mismo personaje de tres o cuatro cintas, haciendo gala del acartonamiento al que lo han condenado.
La estética de la cinta es una repetición a lo que se ha venido viendo en el cine mexicano en los últimos años desde Amores Perros pasando por varias más, sin el mérito de ser original ni tener la suficiente calidad fotográfica, pues no explota los bien ambientados escenarios de Mariano Maya sino que los retrata con una imagen plana sin profundidad ni contrastes.
Ya hay varias películas que abordan a las maras que vale la pena ver en lugar de Victorio por la seriedad y compromiso con que son llevadas: La vida loca, documental de excelencia del fallecido Christian Poveda y Sin Nombre de Cary Jôji Fukunaga. Si bien, Victorio ganó un premio en un festival pequeño, no es una película que se coloque al nivel de las otras mencionadas ni las que han tocado los temas sociales del México actual, véase El infierno y Amar a morir.
Un lado cómico de la cinta resulta ser que haya recibido financiación del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad, cuando "calidad" es justamente de lo que carece. Una burla más al espectador y contribuyente mexicano que aguanta callado mientras los criterios de pocos rigen sus gustos.
Finalmente, y sin ganas de seguirme extendiendo, apunto que Victorio es una película que no vale la pena ver para nada en el cine, y ni siquiera vale los diez pesos de una copia pirata. Pero confirma para el productor el título del Rey Midas del Cine Iberoamericano: todo proyecto que cae en sus manos lo convierte en mierda. Para muestra el sitio de su compañía: DMM Films.
miércoles, 10 de junio de 2009
Estreno
La Isla de la Juventud
· Nominado para la Diosa De Plata como Mejor Documental.
· Próximo estreno en circuitos culturales.
· Próximamente en DVD.
… te sorprende con una amplia gama de magníficas historias sobre gente mayor y sus vidas, explicadas desde una óptica sólo posible cuando eres capaz de acercarte con el corazón hacia ellos. El trabajo de cámara merece la pena por sí mismo. ¡Hay mucha energía y originalidad en este trabajo!
T.S. Müller-European Documentary Network.
La Isla de la Juventud es un viaje íntimo y conmovedor que nos transporta a un enigmático rincón de Cuba. Mediante la memoria colectiva de sus mayores, explora los sueños y derrotas de sus habitantes y constituye un homenaje a su compromiso con la esperanza de un mejor futuro. “Creo que la vejez es un tema sobre el cual se tiene que reflexionar. No nos damos cuenta que mañana también nosotros seremos viejos, quizá estaremos solos y olvidados… debemos reflexionar sobre nuestra actitud y respetar a la gente mayor", comenta la directora.
El próximo 19 de junio se estrenará en circuitos culturales, principalmente Cineteca y Cinemanía realizado por la distribuidora Macondo/Zafra, seguido de su lanzamiento en DVD.
El martes 7 de julio, Periodistas Cinematográficos de México, A.C. realizará la XXXIX entrega de premios Diosas de Plata, a lo más sobresaliente del cine nacional que se exhibió durante el año 2008.
domingo, 28 de diciembre de 2008
Churros y Chocolate
Por Remus LePerito
Acabo de ver Sukiyaki Western Django…
¡Qué mamada, cine mío!
Una ensalada con ingredientes de sushi y spaghetti mal combinados y condimentados. La primera debilidad es de origen: Takashi Miike, respaldado por Quentin Tarantino, tomó una historia muy vista en la grande y mágica pantalla: la obra maestra Yojimbo de Kurosawa que posteriormente llevó al oeste Sergio Leone en A Fistful of Dollars (Por un puñado de dólares) y más tarde, Walter Hill pasándola a un ambiente gangsteril ya de una manera débil en Last Man Standing. Cuando has visto tantas veces la misma historia, y has repetido varias más cada versión, difícilmente te atrapa una nueva si carece de maestría.
Y es lo que le pasa a Takashi Miike, director seguido por un sinnúmero de fans adolescentes, pero que no ofrece más que exageraciones y demostraciones técnicas, cual fuegos artificiales, sin profundizar en sus personajes y tramas. Alguien que ha dirigido alrededor de 80 películas, haciendo una tras otra y una tras otra, no puede entregar sus entrañas y su alma a cada una, sino más bien, apresurarse a terminarla para hacer la que sigue.
La historia se cuenta así: un vaquero llega a un pueblo dividido por dos bandas y él va de una a otra y al final pelea contra ambas. Aunque en este caso, le meten como de a güevo, elementos de otras cintas entre las que destaca Django, aunque muy mal aprovechado. En el original, el vaquero Django camina arrastrando un ataúd el cual, en un momento de peligro, abre y extrae de él una ametralladora con la que fulmina a una multitud de malvados. En ésta, el vaquero no lleva el ataúd, sino una de las bandas, que lo va arrastrando con un carruaje en el que cabría perfectamente el arma y lo destapan en un momento innecesario. Se arruina así la sorpresa y se desgasta un buen elemento, así como se desaprovecha la estética del western no usando un ingrediente tan característico como el sombrero en ninguna de las pandillas, cosa que resultaría de gran impacto para la imagen, ver a dos grupos de forajidos aproximándose en la calle polvorienta portando sombreros.
Y sólo comentaré una debilidad más que me tiene inquieto: el personaje de la vieja de cuyo nombre no puedo acordarme, que aparte de ser la madre de un cuate que acribillaron y cuyo hijo y esposa subsisten, resulta un as en el manejo de la pistola, legendaria vaquera y que solita podría haber acabado con todos los malhechores sin necesidad de que llegase otro héroe al pueblo.
Lo que me jaló a verla hasta el final fue el manejo de la imagen, mérito de Toyomichi Kurita, quien ha fotografiado cintas de Nagisha Oshima y Robert Altman, nada menos. Sus encuadres son en verdad magistrales y peculiares, dignos de un buen western, ojalá un día tenga la oportunidad de hacer uno de verdad.
La película ofrece una gama de colores muy atractiva, aunque muy variada y artificial, pues siendo las dos bandas roja y blanca, el tratamiento del color no se concentra en estos, sino que explota el amarillo y pasea por otras tonalidades como el verde y el azul.
El western, uno de los géneros más antiguos del cine, va despertando y poco a poco aparecen nuevas propuestas; algunas de ellas geniales y nuevas, entre las que puedo mencionar la australiana The Proposition (La propuesta) y Seraphin Falls (Duelo de asesinos, ¡pinche título en español! nada que ver ni con el original ni con la historia).
En The Proposition, el director John Hillcoat cuenta una historia ambientada en Australia en una época paralela al lejano oeste, aprovechando personajes y elementos de ese lugar, incluyendo a los aborígenes y sus creencias, que piensan que el villano se ha convertido en un perro.
Un miembro de una banda familiar, Guy Pierce, es atrapado después de una poderosa balacera y, a cambio de la vida de su cobarde hermano menor, acepta ir tras su desquiciado hermano mayor, Danny Huston, para matarlo. El guión es genial, las actuaciones son geniales, la fotografía es genial… y es un western genial sin lugar a dudas, cuyos personajes matizan una atmósfera conradiana, especialmente, el villano, que siempre admirado y conmovido, observa el atardecer y hace comentarios profundos y poéticos.
Seraphin Falls de David Von Ancken es muy diferente. Siendo una historia de persecución, juega con elementos mágicos que le dan un sentido peculiar y profundo a la película.
Si bien, no es un "duelo de asesinos", es un duelo de actuaciones, pues tanto Pierce Brosnan como Liam Neeson dan lo mejor de sí en cada momento no dejando caer a la historia ni un segundo ofreciéndonos un filme rotundo y convincente. El primero nos hace sentir un sufrimiento tan verdadero que pocas veces en el cine hemos visto. Las apariciones de un indio que cuida un pozo de agua en el desierto, y de una enigmática Angelica Huston que provee a los personajes principales de lo necesario para matarse, entregan una dimensión a la cinta que va más allá del género.
Afortunadamente, ninguna de estos filmes cae en la moda reciente del western de poner a los vaqueros con sombreritos minúsculos que no los protegen del terrible y sofocante sol, como en la larga y aburrida The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, o 3:10 to Yuma, donde uno se preocupa más por el cáncer de piel que van a recibir los cowboys, que por la trama.
En resumen, hasta ese western de zombies que vi hace unos meses con el Muppet, Pau, Roycito y aquella perversa mujercita conocida como Lady Vengance titulado Undead or Alive es muy superior a esta jaladita japonesa de Miike, que tuvo en sus manos todos los recursos para hacer una película de vaqueros peculiar.
miércoles, 23 de julio de 2008
Churros y Chocolate
¿Es posible un cine sin súper héroes?
O será que este verano me está sofocando y este insomnio me hace pensar en la cartelera de hoy.
Ya vi dos veces Batman The Dark Knight, que está muy padre pero que me hazo extrañar el tratamiento de imagen y estilo de Tim Burton. Esa ciudad Gótica, oscura, con personalidad y arquitectura propia. Con Nolan no es más que una Nueva York con otro nombre. Y de esos pensamientos que vienen a la cabeza me acordé de Alex Proyas, director de The Crow y Dark City y se me ocurrió que sería el ideal para crear esa atmósfera de poca luz que exige esta oscura serie. En The Dark Knight hay mucha luz, tanta, que a veces hace cerrar los ojos.
¿A quién más extrañé? A Jack Nicholson maquillado del Joker, papel en el que no importaría su edad dada la plasta blanca que cubriría su rostro. Me pregunto si habrá sido considerado o si ya la cifra que cobró en la primera película asustó de antemano a los ejecutivos de Warner o si de plano fue aquella mamonería de que están haciendo "otra cosa" cual si se tratase en verdad de otra cosa: Batman es Batman, ¿o, no?
Disfruté mucho la interpretación desquiciada de Heath Ledger y me hizo echarlo más de menos imaginando la cantidad de grandes actuaciones que vendrían después de esto si no hubiese dado el click final a su vida. Su interpretación es la revelación de esta película, es el sazón del Guasón... Enfrentó al fantasma de Nicholson e hizo algo cabronamente convincente, destacando así del gran reparto que llena esta cinta y llevándolo por un lado totalmente diferente e inesperado.
Más allá del mito que se ha creado alrededor de esta película: "la maldición del caballero de la noche"; Heath Ledger se suicida, Christian Bale se madrea a su mamá y hermana sintiéndose Batman; me pongo a pensar en la manera en que Christopher Nolan los dirigió, ¿qué les habrá dicho para dejarlos tan trastornados? A juzgar por sus títulos anteriores como Memento o The Prestige, podríamos hacernos un mapa de la mente torcida de este director, que de alguna manera es lo que provoca su genialidad. Ya el accidente de Morgan Freeman es simple mala pata...
La película dura mucho; eso sí. Y por eso la vi dos veces, pues la primera comenzó a darme sueño y perdí algunos instantes. Pero esa sensación se volvió a presentar la segunda vez. Muy, muy larga para ser cine de entretenimiento. Así que antes de verla por tercera vez, me tomaré un espresso bien cargado. O dos.
A los pocos días, por fin me metí a ver Hellboy 2: The Golden Army, un filme visualmente impactante, con una fotografía estupenda, buenas actuaciones, una ambientación fenomenal, lujosos efectos especiales, tratamiento de color exquisito; pero que en sí, es una mierda (aunque de buena apariencia y olor).
El cuento es el mismo, muy repetido en tantas películas sin sorpresas o giros. Pero se disfruta por la imagen misma, por el estilo del cómic traducido al cine magistralmente. Del Toro es un chingón de la imagen, sin duda, mas no es el mismo dirigiendo en Europa (El laberinto del fauno) que en Hollywood. La diferencia y peculiaridad hacia otras cintas similares radica en lo grotesco de los héroes, por ello me resulta genial el slogan mexicano: "si estos son los buenos, cómo serán los malos". Pero el malo no está tan feo, es sólo un chavo caprichoso que a huevo quiere provocar la guerra, pero adivinen quién se lo impedirá...
Lo que de plano se ve bien chafa son los engranes que mueven lo que hace que aparezca el ejército dorado y que a leguas se ven animados y hasta me recuerdan a la presentación barata hecha por Pepsi de algún cine hace unos años, no sé si de Cinemark o Cinemex.
¡Otra cosa re-cool-aid es la chela que se toma Hellboy! ¿Te imaginas a un hombrezote o a un diablo cabrón tomando cerveza light? ¡Y hasta se empeda! Si Tecate patrocinaba, seguro combinaba más con el color de su piel la tradicional lata roja. Son tantas tomas y tan obvias que le quitan un poco de atmósfera a la película.
Ah, y un detalle más: la caracterización del Hellboycito. La forma del Hellboy bebé y la del Hellboy adulto ameritarían haber hecho una estilización similar para el chavo, no simplemente dejarle la cara y cuerpo de niño pintado de rojo. Un poquitito de esfuerzo e imaginación le hubiese dado un buen toque a esa secuencia.
Y un gran acierto: la publicidad que le echan al puro cubano con una gran escena en la que don diablo se encabrona porque se lo tiran al suelo: "¡era cubano!"
En resumen, lo que le falta a Batman en imagen, lo tiene Hellboy, y lo que le falta a Hellboy en guión, lo tiene Batman. Así que lo recomendable será ver ambas, si es posible, el mismo día, para llegar a casa con una sensación de plenitud.